Casa de Restauracion
  La Ministración
 


LA MINISTRACIÓN

“Por tanto, amados, teniendo estas promesas, limpiémonos de toda inmundicia de la carne y del espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.” (2ª Corintios 7:1, LBLA)

 

INTRODUCCIÓN


La Biblia dice “la senda del justo es como la luz de la aurora que va en aumento hasta que el día es perfecto” (Pr. 4:18) , lo cual nos enseña que somos imperfectos a pesar de haber nacido de nuevo (Ef.4:24). Esta imperfección la entendemos como contaminaciones, que corresponde especialmente a áreas en nuestra alma (alma=Canaán Ex.6:4) en las que no} gobierna el Señor (los reyes que habitaban Canaán, Jos.12) que nos estorban para evitar que disfrutemos de la vida abundante que Él nos regaló (Ex.3:8;Jn.10:10), por lo que debemos rendirlas, sojuzgarlas, (Jos.1:26) para agradar al Señor y así ser perfeccionados (Ef.4:13,22).

DESARROLLO

La palabra Ministración viene del griego Diakonía que significa servicio, contribución, ayuda o asistencia. De allí que es una ayuda para la limpieza, liberación (de ataduras), restauración y prosperidad, es decir el perfeccionamiento, de nuestro ser integral: espíritu, alma y cuerpo (1ª. Tes. 5:23), con el propósito de que disfrutemos la vida abundante (Jn.10:10). Es importante aclarar que no es un acto, es un proceso. Hay cosas en la vida del cristiano que deben ser rendidas al Señor para caminar agradablemente delante de El (He.12:1), tales como pecado, heridas en el alma, traumas, complejos, miedos, etc. originadas de diferentes formas, que impiden y atan su desarrollo espiritual (Jn.11:4344). Sin embargo, el Señor provee los medios para que seamos libres de todo aquello que estorbe nuestro perfeccionamiento, a saber, las contaminaciones o daños que hemos recibido. Es un proceso de adentro hacia fuera.

I. FUENTES DE DAÑO O CONTAMINACIÓN (Spiloo (gr)= hacer una mancha, inmundicia).


La Biblia nos muestra como el cristiano puede ser dañado en su espíritu o alma y afectar al cuerpo por contaminación:

a) AL ESPÍRITU:

a.1) En la Preexistencia (Jn.9:13)

Este pasaje muestra claramente que aún antes de nacer, o sea en espíritu, pueden haber contaminaciones, de las cuales no entendemos plenamente su naturaleza pecaminosa, pero nos impiden adorar y servir al Señor, y aún afectan nuestro cuerpo (Lv.21:1624). En el espíritu puede haber altivez (Prv.16:18), la amargura (Ge.26:3335), la aflicción (Ec.4:4).

b) AL ALMA:

b.1) Por Ancestros (1ª.Pd.1:18)

Constituye la herencia genética de nuestros padres. (Jer.31:29; Ro.5:12).

b.2) En el Vientre (Sal.51:5)

Aún en el vientre se puede dañar a la persona, como el caso de Moisés, quien recibió la influencia de la época de terror que vivió estando en el vientre de su madre y le afectó su vida (Ex.1:152: 2) tomando una actitud beligerante al ver una situación de peligro (Ex.2:1112).

b.3) En la Infancia (Sal.25:7; Ex. 2:24)

Moisés no solamente vivió bajo terror cuando estaba en el vientre, sino que siendo niño lo escondieron para que no lo mataran, por eso no era libre al expresarse (Ex.4:10), debido a la inseguridad en que vivió.

b.4) En la Madurez (1ª Co.12:2)

Cuando el cristiano estuvo en el mundo, sin Cristo, el pecado lo contaminó, lo cual dejó ataduras que ahora le impiden caminar con libertad en el Señor (Jn.11:4344). Mas aún, hay personas que habiéndole entregado su vida al Señor el pecado los alcanza (1ª Co.5:15), el cual los contamina y puede atarlos y llevarlos a una condición peor que antes de llegar a Cristo (Mt.12:45).


b.5) Por demonios o espíritus inmundos (Mt.16:23)


Que quieren volver a tomar el control de la vida por medio de opresión, manipulación de malos recuerdos o pensamientos (1º.Sm.16:14) obsesión, fijación de ideas malas (1º.Sm.16:23) compulsión, tomar el control de la mente, la voluntad (Jue.16:16) y posesión, en los inconversos y los apostatas irreversibles (1º.Sm.18:10).

c) AL CUERPO (R.6:1213; 1ª. Co.6:18)


La contaminación del espíritu o alma afecta al cuerpo a través de la práctica del pecado, esclavizando los miembros para no obedecer al Señor (Ro.7:45) teniendo una lucha interior que nos roba la paz (Gá.5:17; Ro.7:2024), pero Cristo esnuestro ayudador (Ro.7:25).


II. ¿CÓMO NOS MINISTRA DIOS?


Dios utiliza diferentes medios para limpiar nuestro espíritu, alma y cuerpo de toda contaminación, maldición, atadura o cualquier cosa que nos impida fluir libremente; lo hace a través de:

a) La Sangre de Cristo (He.13:12;1ª.Pd.1:2)

La cual fue derramada para salvación del espíritu y rociada para la restauración del alma.

b) El bautismo en agua (Ro.6:36)

Es la primera ministración al alma. El hombre viejo es reducido a la impotencia, como Goliat con el golpe de la piedra lisa} en la frente (1º.Sm.17:49) que debemos destruir en el proceso de nuestra vida diaria (1º.Sm.17:51).

c) La Mesa del Señor o Santa Cena (1ª.Co.11:2326)

Participando conforme el orden establecido por el Señor nos fortalece, sana y da vida.

d) La Palabra (Jn.15:3;He.4:12)

Discierne lo más profundo de nuestro ser y nos limpia por el poder de Dios que obra a través de ella.

e) La alabanza Ungida (1º. Sm.16:16,23)

Manifiesta la presencia de Dios, y por lo tanto nos liberta derribando las fortalezas de nuestros enemigos (Jos.6:16,20).

f) La prueba (Job 42:16)

La prueba descubre lo oculto de nuestro corazón (Dt.8:2) para que lo pongamos a los pies del Señor.

g) La comunión (1ª. Jn.1:7)

Por medio de la cual andamos en luz y por la sangre de Cristo nos limpia de pecado.

h) La Confesión

Esta faceta es una de las más importantes y más efectiva, en la que llegamos movidos por el Señor ante Él, o ante un discípulo, es decir el Ministro de la Iglesia o las personas delegadas específicamente (Jn.13:514;Lv. 13:2), para que escuche la confesión e interceda por nosotros ante Dios (Stg.5:1516), y luego olvide lo escuchado (Ge.41:51; Lv.24:59) para no juzgar al hermano (Mt.12:7). Debemos recordar que Dios escucha nuestra confesión y Él es el que hace la obra en nuestra vida (2º. Cro.7:14) a través de sus delegados (Lc.9:12).


h.1) ¿Qué se confiesa?


h.1.1) Pesos (He.12:1)


Se deben confesar aquellas cosas que no precisamente son pecado, sino peso que estorba para correr hacia delante (He. 12:1), como los daños, tentaciones, conflictos, etc.

h.1.2) Pecados (Stg 5:16)


Es confesar los pecados (Prv.28:13) que cometidos en cualquier momento de nuestra vida, de manera que Dios vaya destruyendo toda atadura, acusación o tentación que quiera hacernos caer de nuevo.

h.2) Facetas de la Ministración por confesión, por medio de las cuales Dios hace la obra en su pueblo:

h.2.1) Oír (1º. Sm. 1:12,17)

En esta faceta la persona que ministra únicamente debe escuchar a quien confiesa su caso.

h.2.2) Consejería (Rut 3:16)

Es necesario aconsejar conforme a la Palabra de Dios (1ª.Pd.4:11) a la persona que se ministra, para ayudarle a salir de su problema. Es importante que la oveja sepa escuchar (Ro.10:17) para sanar.

h.2.3) Reentrenar el alma (Sal. 103:2)

Es orientar al hermano en ministración (Ef.4:2832) para que entre a un proceso de reprogramación del alma para agradar a Dios.

h.2.4) Liberación (Mrc.5:119)

Únicamente por el poder de Dios y la guianza del Espíritu Santo es que, en algunos casos, se muestra la necesidad de liberar a la persona, de la contaminación en su alma por espíritus malos.

CONCLUSIÓN

La ministración es un proceso que debemos buscar continuamente para disfrutar de la vida en abundancia que Dios tiene para nosotros (Jn.10:10). La ministración es la ayuda de Dios para suplir las necesidades de nuestro ser integral para ser hallados irreprensibles en la venida del Señor (1ª. Tes.5:23). La de confesión no es para avergonzar a nadie.


 
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