Soy el Pastor Haroldo Herrera, y me acompaña mi amada esposa, Ana Patricia Piedrasanta de Herrera, y mis amados hijos: Vinicio, Linda Michelle y Rachel, todos involucrados en el Ministerio, sirviéndole al Señor en distintas áreas de la Obra.
Mis sinceros deseos son que al entrar usted en contacto con esta página de bendición que Dios nos ha dado, reciba usted ricas y abundantes bendiciones para su vida, familia y ministerio, pudiendo usted contar con un amigo en su ministerio, esperando que con lo que Dios me ha regalado, pueda yo ser útil de alguna manera en la edificación de su vida y de su amada congregación. Me he mantenido firme en el Ministerio, confiando en el Señor, y en las preciosísimas promesas que me ha dado por medio de su Espíritu y de eminentes ministros que considero vasos ungidos del Señor, así como de los siervos y siervas que son mis ayudas ministeriales, a quienes los considero instrumentos de Dios, y que han sido de mucha bendición para mi vida. Estoy seguro que estamos viviendo los tiempos finales que anunciaron los profetas del Señor que habrían de venir, de los cuales ellos mismos profetizaron, y al mismo tiempo indagaron diligentemente para saber cuándo sería el tiempo del cumplimiento de estas profecías, y a ellos les fue revelado que no se servían a sí mismos, sino a nosotros, en estas cosas que ahora os han sido anunciadas, mediante los que os predicaron el evangelio por el Espíritu Santo, enviado del cielo; cosas a las cuales los ángeles anhelan mirar. 1ª. Pedro 1:11-12.
En esta etapa final, Dios nos ha mostrado que tenemos que hablar claramente a la iglesia acerca de la consagración para alcanzar la santidad, porque sin paz y sin santidad nadie verá al Señor. Por eso para nosotros, es de suma importancia la enseñanza de la Sana Doctrina para que el pueblo alcance la madurez, estatura, la plenitud de Cristo, estando seguros que en este tiempo se producirá uno de los más grandes avivamientos en la historia de la iglesia, pero que cada avivamiento no será producto de estrategias, métodos y planes humanos, sino será producido por implantar la Palabra Revelada en el corazón de los discípulos del Señor. Una cosa es importar un avivamiento y, otra cosa es que el avivamiento nazca como respaldo al poder de la Palabra Revelada que ha sido implantada en el corazón del pueblo del Señor.